miércoles, 8 de julio de 2009

Rossana Cárcamo Serei, publica un libro de relatos, 2009


"Y SALIMOS A LA CALLE..." "Un testimonio del Chile de los 80, de las jornadas de protesta, de los degollados y quemados, de los apagones y las grandes movilizaciones intentando abrir las anchas alamedas y el comienzo de una transición que nunca termina." Centro de Estudios Sociales.

Otra integrante del grupo premiada!


Rossana Cárcamo Serei.



OTRO DÍA MÁS

Al despuntar el alba su figura apareció detrás de la ventana; su imagen presagiaba el inicio de inconclusas discusiones en mi matrimonio.
Entre la niebla y el vapor que emanaba de las alcantarillas, se acercó a paso firme. Vestía un abrigo negro y sus zapatos relucían en la penumbra de la alcoba. Entonces distinguí sus manos, las mismas que tantas veces recorrieron las circunvalaciones de mi piel, inexperta y cálida.
Cuando estuvo frente a mí, su rostro de indio, sus mejillas marcadas de cicatrices y sus ojos oscuros me incitaron a seguirlo. Dudé, vacilé entre el deber y el querer, sin embargo, mi deseo fue más poderoso que la moral. Finalmente respiré profundo y estiré mis temblorosos dedos para tocarlo. Corrí desesperada, me dejé ir con la embriaguez de los recuerdos y lo alcancé. No medí las consecuencias y me fundí en su cuerpo. Deambulé en el Mercado Central, tomé té con galletas “maría”, anduve en Metro y entregué documentos clandestinos. Rejuvenecí, los años borraron las arrugas de mi rostro y se comieron la grasa acumulada en mi cintura y en mis nalgas. ¡Qué feliz me sentía! Era yo una vez más, tenía la fuerza de la juventud en mis venas, era la militante del partido proscrito, la compañera del “tres letras”.
La primavera nos daba bendiciones, pero de pronto el frío polar y el viento lo arrebataron de mi lado, lo envolvieron en un manto de hielo, lo eliminaron y sólo dejaron una sombra difusa y dolorida en mi habitación.
Eran las 6:30 en el despertador y mi rutina retomó el relevo entre sentimientos de culpa, de pena, de vergüenza. Me levanté aturdida y preparé el desayuno del hombre con quién comparto el lecho desde hace veinte años.
_ ¡Hola Negra! ¿Cómo dormiste?
_ Bien gracias ¿y tú?
_ Bien, pero soñé que me engañabas.
Mis ojos quisieron arrancarse de sus órbitas y mi pecho inflamó el camisón de dormir. Mis manos se volvieron torpes dejando caer un platillo que esparcido en mil pedazos descubrió mi traición.

Rossana Cárcamo Serei.

Finalista del Concurso de relatos de radio Moncada en Barcelona, 2008


ESTOY CONTIGO

Carolina vino a despedirse en invierno, traía consigo un bolso y su imperturbable sonrisa. Se sentó junto a la chimenea y me entregó una carta para sus padres. Me pidió que no la olvidara y conservar siempre en algún rincón de la memoria nuestra amistad.
No quise preguntarle dónde iba, pero intuí un camino sin regreso. Ella no daba pasos a medias y sin pensar. Su rostro estaba iluminado, sin embargo, sus ojos denotaban pequeñas perlas de tristeza por el dolor que le ocasionaría a su familia.
No puedo seguir siendo cómplice del silencio, me dijo con ternura. La verdadera fortaleza de un ser humano está en enfrentar a sus demonios. Una mujer también tiene derecho a decidir, sea cual fuere la cuna en que nació. Me dio un fuerte abrazo y se marchó.
Esa tarde entregué la misiva y estoy convencida que le torció la mano al destino.

Rossana Cárcamo Serei.


Concurso Premio Grau Miró del IV Premio Literario de Cuentos Hiperbreves, 2008