viernes, 30 de enero de 2009

Van llegando fotos! Gracias!

Kay, Pepe Silva y la "marmita" y periodista: Patricia Parga.

Marcela, Ana, Mario, (atrás) Coco y la poeta chilena Kay Strange.


Dos fotos más de la fiesta de fin de curso 2005

miércoles, 28 de enero de 2009

Más textos de nuestro archivo


Mar de la tranquilidad

Cráter de tempestad
Claro con eclipse
Elipsis de sonata
Musa muerta
Elegía de romántico
Poeta melancólico
Ya no me equivoco
Tus palabras no las citaré
Al pie de la luna
Tema ya sin fortuna
Ni de Jupiter
Las lunas buscaré
Todo lo olvidaré:

Llanuras
Nocturnas
Oscuras
Sin lagunas
y sin dunas

No tendré puna
Por las alturas
En tus montes
Ni quemaduras
De sol, ninguna
En tus valles

Mujeres y Hombres,
¡Despierten!
Astronautas aspirantes,
¡Adviertan!
Viejos soñadores,
¡No sueñen!

Basta de sentimientos
Por extraterrestres
Basta de refrendos
Por un mero espejo

No iremos más
A la luna
No miremos más
Al espejo astral
De un sol real

Románticos de toda la tierra,
Uníos y quedad os
Con nosotros
En esta tierra.
23 de enero 2001


El mar, el siempre mar ya estaba y era



El mar, el siempre mar ya estaba y era,
inalcanzables a mis manos
que ya no se tendían hacia ellas,
pardas sus risas, secas sus muecas,
me cercaban en la playa las gaviotas.

Mi pie huía de las medusas,
asqueado por su domo de clara,
dolido por sus harponcillos.

Yacías en la playa apenas soleada,
parecías añorar el placer
de una melancolía perdida.

El carnaval del ostendés todavía
centelleaba en mi retina cansada,
ningún disfraz me satisfacía.

No me azotes con reproches,
no te reprocho casi nada,
la vida une y separa y ojalá una,
una vez y otra y siempre y todas
las veces, o casi, y cuando pueda.

No corras al carnaval de tristezas,
ya no quiero ser payaso en mi vida,
te quiero, tú ya siempre estarás y serás.



Cuauhtémoc


18/1/00 – Poema a un monumento (contexto: P. Neruda, 'Alturas del Macchu Picchu')




Bronce con pátina de humo oscuro,
Cara final, brazos del astrolabio,
Espada que aún no alcanza su fin,
Avenidas arañadas en el sol,
Cruz enfermiza, delito con creces,
Fuego con sangre, hambreado de oro,
Estatua de pie, venganza inconclusa,

Te miro el perfil y la frente, Cuauhtémoc.




Edelroestig brons, duister roet,
Gezicht voor de eeuwigheid, armen van het astrolabium,
Zwaard dat zijn doel nog niet heeft bereikt,
Spinnenweb van brede lanen onder de zon,
Verziekt kruis, verzwaard misdrijf,
Vuur en bloed, hunkerend naar goud,
Rechtstaand beeld, onvoltooide wraakneming,

Ik blijf naar je profiel en je voorhoofd kijken, Cuauhtémoc.

TE MIRE LA FRENTE


Te miré la frente
De perfil los ojos de reojo
La nariz las comisuras
Las lamé
Por gusto
Me mojé
Por tonto
Te mojaste
Por mí
Te reíste
De mí
Te carcajaste
Castemente
Acerca de mí
Me introvertí
Por tí
Me salvaste
De mí
Con una sonrisa
Te me acercaste
Al fín

Juré
Me hiciste no jurar
Sobre mí mismo
Lloré
Me hiciste no llorar

Casta no fuiste más
Me penetraste la boca
Te penetré la ...
Así acabamos
Esa partida de amor
Así dejamos
De mirarnos de frente
De perfil de reojo
Nos besamos
Los ojos cerrados
Y nos juramos, por cierto,
Lo que se nos antojara.



MAR DE LA TRANQUILIDAD
(17/9/2002)


Mar de la tranquilidad
Cráter de tempestad
Claro con eclipse
Elipsis de sonata
Musa muerta
Elegía de romántico
Poeta melancólico
Ya no me equivoco
Tus palabras no las citaré
Al pie de la luna
Tema ya sin fortuna
Ni de Jupiter
Las lunas buscaré
Todo lo olvidaré:

Llanuras
Nocturnas
Oscuras
Sin lagunas
y sin dunas

No tendré puna
Por las alturas
En tus montes
Ni quemaduras
De sol, ninguna
En tus valles

Mujeres y Hombres,
¡Despierten!
Astronautas aspirantes,
¡Adviertan!
Viejos soñadores,
¡No sueñen!

Basta de sentimientos
Por extraterrestres
Basta de refrendos
Por un mero espejo

No iremos más
A la luna
No miremos más
Al espejo astral
De un sol real

Románticos de toda la tierra,
Uníos y quedaos
Con nosotros
En esta tierra.


Poemas de: Joel Vanbroeckhoven









Homenaje a Cortázar

INTRODUCCIÓN



En el año 2004, con motivo del año internacional de Julio Cortázar, el asbl. "ARTEMISA" -fundado por las Lisette Maillet y Patricia Parga-Vega- hace un llamado al taller "LA MARMITA" a participar en la escritura de textos inspirados en la obra de Cortázar. El proyecto de "Artemisa" era la publicación de un libro con los mejores trabajos recibidos. Los integrantes del taller se dedican a la escritura con entusiasmo y alegría. El resultado fue un libro publicado y un encuentro literario que sumó mucho público y que quedará para siempre en nuestra memoria.



PRÓLOGO DE LA ANTOLOGÍA Y PRESENTACIÓN DE LA ACTIVIDAD


"MANUAL DE INSTRUCCIONES DE ARTEMISA
PARA RECORDAR A CORTÁZAR"



Olvídese de todo y deje que el juego y la magia de la fantástica ciudad de Bruselas recorra sus venas, no por nada nacieron en ella: Magritte, Horta, de Coster y Cortázar.

Si aún no ha leído Rayuela, Las Armas Secretas, Todos los fuegos el fuego y Bestiario, parte de sus mejores cuentos, con los que se adjudicó la corona latinoamericana de narrativa que disputaba con Borges y algún otro peso pesado... entonces, después de esta noche no puede vivir sin leerlos.

Usted se encuentra en el número 18 de la calle de la primavera, ¿puede ser eso más cortaziano?; deberá jugar con la seriedad de un niño en la rayuela dibujada a la entrada del laberinto.

Una vez dentro, tome el hilo de Ariadna y déjese llevar por los sentidos. Claro, debe sacarse el abrigo y la coraza, debe en definitiva desnudarse para poder disfrutar a viva piel, sin pudor la magia que Artemisa -transformada en Cronopio de fines de mayo- ha re-creado para usted.

La música de Armstrong y Parker lo envolverá y los carteles con nombres de calles y puentes que llevaban al piso de la Maga aparecerán por doquier. Puede girar a la izquierda y encontrará el Bar Rocamadour, ahí dos Cronopios -de esos que siempre hacen el bien de manera anónima- estarán dispuestos a sonreír y brindar un café o un buen vino.

Antes de cruzar el puente que lo llevará al cuarto de la Maga, deberá apagar el cigarrillo, pero puede acompañarse de la copa de vino o del café expreso. Cuando escuche la voz de Julio Cortázar, ya no podrá volver a salir, porque la reunión del club habrá comenzado.

La escritora argentina, Ana Fernández, le contará todo aquello que hasta hoy usted ignoraba de Cortázar y de su obra; pero no es todo, luego podrá escuchar cómo el espíritu de Cortázar se ha metido en los escritores de La Marmita y ha hablado a través de sus plumas...

Pronto una pausa con la trompeta de Armstrong, para el consabido pelambre, cotilleo, flirteo, o simple cambio de luces, cambio de almas, cambio de ideas y de sueños. El bar estará abierto y los Cronopios dispuestos, el jardín en plena erupción de la primavera.

Escuchará el sonido de las trompetas, que marcará la hora de regresar por el puente a la habitación de la Maga, para enterarse de lo que faltaba, más textos cortazianos y él ahí, omnipresente en las voces de sus amigos: los escritores, los soñadores, los Cronopios de todos los tiempos.

Las imágenes se incorporarán para colorear las palabras y nos harán entrar en el espacio interlineal al que sólo los soñadores pueden acceder. Mateando, instalados en los sofás, en los cojines, siendo parte del club, introduciéndonos en los laberintos de un mundo fantástico del que –seguro- no querrá salir. Las sorpresas se sucederán, los libros cobrarán vida propia y el cadeaux de despedida lo dejará con la sensación de haberse metido en el alma de otro que no era usted, pero que puede volver a encontrar en la próxima actividad que Artemisa diseñará para volver a soñar.

Ardilla*

_________________

*Patricia Parga-Vega ; Journaliste/Periodista. Bruxelles - Belgique.

martes, 27 de enero de 2009

HUMOR


Algunos textos de nuestro archivo

VIAJE

M. Cristina Safranchik -1999

La pintura silenciosa se aburría pegada a la pared.
Quería moverse.
Aprovechó la ventana abierta, por donde entraba un poco de viento, para separarse lentamente del clavo que la mantenía prisionera.
Su objetivo era volar como el pájaro que ella representaba.
Lo logró.
Se desprendió de la pared y voló un instante fugaz.
Cuando la gente entró, la vieron estrellada, en pedazos, contra el piso.

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FOTOGRAFÍA

M. Cristina Safranchk - 1999

Tenía cuernos en lugar de orejas, problema que le impedía escuchar.
El silencio del mundo lo envolvía como un diario viejo.
Las cuencas de los ojos estaban vacías, pozos negros, sin límites; no podía mirar.
No tenía dedos. Sólo uñas, prolongación de los huesos, uñas que desgarraban el aire queriendo atrapar las moscas que se apretujaban en su cuerpo sin carne.
Cansado de estar acostado, siempre en la misma posición, se arrastró produciendo un sonido de castañuelas y avanzó indiferente a todo lo que lo rodeaba..
Mauricio se despertó agitado. Tenía el cuerpo sumergido en un sudor frío y pegajoso. Cuando sus ojos captaron la tibia luz del alba se palpó lentamente y comenzó a reir hasta sentirse despierto.
-Una pesadilla! Sólo un mal sueño!
Y sin dejar de reir sus manos subieron lento hacia su cabeza, hasta que sus dedos chocaron con una pretuberancia en el lugar de las orejas...

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RELACIÓN

M. Cristina Safranchik- 1999

La araña se reposaba en un rincón del techo. Un techo obsoleto y desvencijado para su gusto. Era invierno, mal momento para cambiar de domicilio.
No podía perder tiempo. Tenía que trabajar como el hombre que la observaba. Por un momento se sintió amenazada, él era fuerte y la miraba.
Carlos miraba el techo sin ver nada. nuevamente las voces lo atormentaban. Eran voces que hablabansin cesar. Él las escuchaba sin comprender lo que decían. Eran un murmullo subterráneo instalado en sus oídos.
La araña se movió lento. El hombre seguía fijando sus ojos enormes, envolviéndola a ella, tan diminuta. Dejó de trabajar y preparó sus defensas.
Carlos había intentado todo: médicos, psicólogos, psiquiatras. Hasta reposo en un hospital. Nada sirvió. Qué hacer? A dónde ir? Si continuaba así iba a volverse loco. Ya había perdido a Estela.
La araña descendió. Bajaba sin prisa, confundiéndose con los colores del muro.
Un temblor sacudió a Carlos, lo sacó de su inmovilidad. No podía con sus manos. Las lágrimas aparecieron en sus ojos haciéndole sentir pequeño, pequeñito. La voz que comenzó a escuchar lo apaciguaba. Entonaba una canción de cuna que lo acompañó hasta quedarse dormido.
La araña se acercó y tomando coraje clavó el veneno en la carne del hombre.
Carlos nunca más escuchó las voces.

El Taller "La Marmita" cumple 10 años!

Los invitados van llegando dispuestos a compartir un buen momento de amistad.
Feliz cumpleaños "La Marmita"!

Janina y Martha conversan, Jon medita, Leito se encargará de imponer orden en la reunión.

Mientras esperan el asado, Janina, Martha, Elva, Jon y María escuchan a Ana que, como siempre (je je je) tiene algo que decir!

Algo les llama la atención a Beatriz, Verónica, Petry y Juan...

Una aparición! No! es, extrañamente peludo: Osvaldo!
El poder de la imaginación, todo lo puede!

Compartimos un momento de amistad: de izq. a der: Osvaldo, Myriam, Lisette, Marcela, Ana, Verónica, Juan,(atrás) María, (sentadas) Beatriz y Petry, (de espaldas) Mario, Juan, Martha y Janina.

Amigos: bebamos, el asado está casi listo!

El sultán de la foto es el simpático marido de Martha!

Osvaldo y Jon en un momento de contemplación...

Mario sonríe... Quién a solas se ríe...

Elva y Lisette intercambian ideas.

Mario y Juan comparten un buen vinito y un momento de paz.

Janina, Petry y Jon en un momento de fraternidad.

Graciela y Martha posan para la posteridad.

Sylvia, Marcela y Pepe Silva hacen los honores a la mesa!

Lisette, diligente, retira los platos, mientras todos esperan el café.

Coco, el "asador" descansa rodeado de comensales agradecidos.

Un momento de conversación después del almuerzo.

Patricia y Myriam comparten un momento de emoción bajo la mirada amical de la poeta chilena Kay Strange que nos visita.

Nos gusta escribir, pero la música también hace parte de nuestro universo, Sylvia nos trae el regalo de su guitarra y su voz.

Sylvia fascina a los amantes de la música y las canciones nos gustan!

Yolanda escucha con gran atención...

A ver quién se anima: canten!

Yolanda abre el baile con un vals peruano, y qué bien lo hace!

Martha anima el baile, Janina, Petry y el resto, la siguen...

María se contagia de la alegría general y no se puede contener!

Verónica nos ofrece un aspecto de su humor e improvisa un número de danza!
GRAN FIESTA DE CUMPLEAÑOS!

lunes, 26 de enero de 2009

Curso, Amberes 2005, a la hora del almuerzo.

delante, de izq. a der: María, Verónica, Cecilia, Lourdes y Ana
detrás: Milagros, Martha Janina y Petry.

de izq. a der: Martha, Ana, María, Yolanda, Lourdes Coco y Petry, (de frente) Verónica.

de izq. a der: Cecilia, Petry, Verónica, Martha, Ana, María y Yolanda.

LA MARMITA INVITADA POR LOS POETAS DE "LA CASA DE LA HIGUERA", 2003




El poeta Pierre Ergo, como representante de "La Casa de la Higuera", da la bienvenida al público y a los invitados especiales: el poeta Marcel Henard y el grupo de La Marmita.




El poeta Marcel Henard abre con su poesía la noche literaria.



Ana Fernández presenta al grupo de La marmita.





Rossana Cárcamo agradece en nombre de La Marmita la invitación y lee un cuento suyo.




José Alegre Seoane lee algunos de sus poemas.


Ana García Bello lee uno de sus cuentos.

"La poesía tiene la palabra"

ALGUNOS TEXTOS LEÍDOS EN EL ENCUENTRO



RIMA DE NIÑA O SIMPLEMENTE AZULADO

Y es tan bello
verte así
así a mi lado.

En azul,
tímido, confidente
en sombra de luz
tus labios cansados.

Y sin saberlo
lo sabes todo:
mis pequeñas proezas,
mis caídas,
mis niñez ingenua.

Y todo por qué?
Porque es tan bello
estar así,
aquí, a tu lado.


Elva Teresa Lúcar Arias

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ODISEADA

Cuando tenía seis años mis padres me llevaron al mar. Tenía un color verde, las suaves olas besaban la playa. Me divertía montada en una piedra jugando con los pies dentro del agua tibia, ensayaba de aguantar las cosquillas que me producían los pecesitos multicolores que se pegaban a mis extremidades.

Desde allí, divisaba a pocos metros, las canoas conducidas por negros descendientes de esclavos africanos que llegaron a Cartagena en el siglo XV y que con sudor y sangre, construyeron el Castillo de San Felipe.

Encaramada en esta piedra, como hace muchos años, escucho un canto de sirena, casi lastimero, profundo. Agudizo la mirada y logro verla: tiene el pelo castaño, muy largo, igual que el mío que me baja hasta las corvas, está vestida de negro como mi traje de baño. Su cuerpo termina en cola que aletea cuando sus ojos verdes se cruzan con los míos.

Esta costumbre de sentarme aquí se ha vuelto obsesión, a tal punto que mis padres me preguntan: Qué haces en esa piedra tantas horas? Mira cómo tienes los pies arrugados. Qué ves al otro lado?

A las dos nos gusta cantar barcarolas y hacer perder las canoas cuando escuchan nuestras voces. Ella empieza y yo la sigo, así la canoa que pasa se pierde, se enloquece, da vueltas sin encontrar la orilla. Ella me mira, yo la miro y nos reímos. Mi cola aletea de alegría, jugamos en el agua, nado hasta la orilla y corro al parasol a asolearme y a beber agua de coco.

En ese mismo instante, desde el balcón del hotel diviso las dos piedras distantes y vacías.

Beatriz Villegas

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NO PODÍA VER EL BOSQUE

Llevaba una vida tranquila, ordenada, casi insulsa podría decirse. Salía de casa siempre a la misma hora, cerraba la puerta con fuerza y le daba indefectiblemente tres vueltas a la llave de la cerradura de arriba y dos a la de abajo. Saludaba cordialmente a la portera y se encaminaba con paso lento pero decidido a su trabajo de gris oficinista de nueve a cinco. Volvía a casa a las diez y tres minutos, de cada noche, con aspecto cansado y arrastrando los pies. Me daba pena y muchas veces le pasaba algo de cena. Él la aceptaba amablemente, aunque tengo la impresión de que nunca la probó. A medida que pasaban las semanas, su figura se fue afinando, perdió peso y ganó acritud. Las orejas le llegaban a la barbilla y caminaba con mucha dificultad. Aparecía cada noche con un pesado saco que parecía contener tierra. Dejó de saludarnos y sólo acudía dos días por semana al trabajo. El resto del tiempo lo pasaba encerrado en su apartamento sin otra compañía que la de su jilguero.

La última vez que lo vi, lo encontré muy desmejorado. Tenía la piel extremadamente arrugada y de color cetrino, casi marrón. Sus pies se habían desdibujado y caminaba a duras penas con las piernas bien juntas, como formando un solo tronco.

Tres días después, llamé a la policía porque a su ventana se asomaba un hermoso abato cuyas ramas luchaban por tocar el sol.

Ana García Bello

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ESTRÉS


Peor que estrés, es cuatro

O seis ricos, o sois tontos,

Alarido; No lluevan sobre mojado!

Peor que cuatro, el cuarto descuartizado,

Entre dos torres gemelas.

Peor queso, el jamón podrido en el juicio final.

Mejor queso, el "Double Ducth", condón y píldora.

La mejor fotocopia del pecado original

Se derrumbó en el abismo de tantos ismos,

Las uvas de Corinto,

Hacen escombros, sus pepas desvanecidas,

Y aquellos, sí se quedan,

Mientras pasan las modas delante de mi casa,

La casa de mis sueños sin caja negra

Donde meter los quizás, los tal vez, sin estrés.

La felicidad repentina es libertad o suerte,

El diablo cojo dejó el empedrado,

El amor es siempre un brujo,

Su sombrero cobija más tres picos.


Joël Vanbroeckhoven

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LENGUA


En la lengua
me fui de viaje
viaje por el mundo;

En la lengua
volví a casa
palabra por palabra;

En la lengua
fui emigrante
a cualquier parte del mundo;

En la lengua
pedí asilo;
me dieron
en la lengua
una autorización de residencia.


Joël Vanbroeckhoven

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BAJO EL PUENTE (un capítulo más de "Rayuela")

La Maga miraba en el agua su cielo en tierra, las verdes nubes ondulaban suavemente hasta que las arañas de los sauces las deshacían. Sus manos trataban de calentarse en el muñequito de peluche que había comprado para Rocamadour; Sacó de su pantalón la botella de vino que calentaba contra su estómago, bebió un sorbo. Comenzó a observar a los pasantes que avanzaban con los pies hacia arriba; algunos solitarios, otros enamorados, enredados en brazos fuertes. Algunas palomas se perdían entre las sombras. De pronto se dio cuenta que el mundo estaba al revés y que las nubes avanzaban en corrientes grisáceas, no importaban cuántas fueran, todas terminaban igual. Bajo el puente sombras fogoantes, polvorientas entre forcegoceos, se acariciaban, se besaban. Los ojos de la Maga sonreían y se perdían en la escena.

Algunos pasantes huían molestos, sus cabezas cabalgaban en el agua, otros llamaban exaperados a los gendarmes, mientras, los amantes, descansaban ya, envueltos en sudor, vino y mugre.

La Maga pensó entonces en La vie en rose, en el oro de las aguas entre nubes, en las manos de Olivera, en el perfil de Olivera... Acarició débilmente al conejito de peluche... y murmuró: "Así es la vida Rocamadoue, un día comprenderás".

Elva Teresa Lúcar Arias

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VIRGEN DEL PARAÍSO

El aullido de los coyotes resonaba en mis oídos como trompetas del Juicio final. La luna pintada en una tela oscura de diamantes me observaba impávida. La brisa nocturna alzaba el vuelo y el canto de los grillos iniciaba su serenata de medianoche.

En la amahaca mi cuerpo se removía de izquierda a derecha buscando una posición confortable para dormir, pero sin encontrarla. Súbitamente tuve necesidad de orinar, me levanté y mientras me descargaba traté de dibujar un círculo mágico a mi alrededor. El temor había comenzado a consumirme los huesos, pero el olor sulfuroso de mis orines ahuyentó los malos pensamientos. Cerré mi bragueta y emprendí el camino de regreso.

Marchaba protegido por los aromas de mi cuerpo, cuando de pronto, una luz en forma de flecha atravesó el firmamento. Las estrellas dejaron de parpadear, la Virgen del Paraíso se cubrió de un negruzco tul y entre la penumbra vi al señor Marín abrazado a una imagen de piedra. Sus manos se hallaban fundidas en el monolito, no supe si por voluntad propia o por decreto divino. El cielo se puso a llorar, entonces, sobre su cabeza cayeron dagas, púas y renacuajos. La tierra se abrió y gigantescas hormigas empezaron a subirle por las piernas, más al llegar a las caderas se detuvieron. La estatua se partió en dos, lo devoró y en ese momento descubrí que llevaba horas deambulando como un zombi por la espesa vegetación de la selva, sin encontrar el camino de regreso.

Rossana Cárcamo

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EL TIEMPO (diálogo sobre el tiempo)

-Hace poco tiempo tuve el gusto de caminar sobre la nieve. Ya lo había olvidado! llevaba unas botas de suela muy lisa, pero mis amigos me sujetaban del brazo.

-Poco tiempo? Cómo sabes cuánto es mucho o poco tiempo? Yo viajo porque no me queda el tiempo para andar averiguando si la nieve o el frío se acoplan a mis botas. Pero, dónde queda ese sitio?

-Sabes que ya no me acuerdo! Cruzamos la frontera, nos mezclamos entre árboles y subimos hasta la cima. Salimos de la tinieblas a la claridad, fue como entrar en otro mundo. Has tenido, alguna vez la sensación de estar en otro lugar en el tiempo?

-Bueno, sí, tal vez...en el tiempo de los espíritus.

-Espíritus? Pero...en qué tiempo? Qué espíritus?

-El tiempo que llega cuando se nos agotan los instantes y no queda nada, tan sólo el frío y la nieve que limpia las botas.

-Aaaahhhhhh!... -grita.

"Sabia virtud de conocer el tiempo" (canta un aire popular)

Linet Carrillo y Elva T. Lúcar Arias

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EL AROMO


Regresé a inhalar la infancia con los ojos de otra época,
vine a palparte,
a amarrar el sol al atardecer de mi vida,
ver el barrio, la casa, verte.

Recónditas pasiones sin edad.

Se habían descolgado nuestras risas de tus ramas,
el tiempo había bebido historias ajenas,
otros pájaros hacían cabriolas entre tus brazos.

Acaricié tu piel rugosa
y mesuré la visión de mis sueños juveniles.
Nada estaba en su lugar,
el sol había caminado tus hojas durante innombrables otoños,
la casa había quitado su atavío de fiesta,
el alma se había despintado de las paredes.

Qué mar inmóvil!

Qué volcán sin hondura!

Qué desnudez la mía ante la inmensidad de ese sólo instante!

La tarde cerraba sus alas marcando la partida,
te dejé una sonrisa y años de preguntas sin respuesta.

En mi equipaje de vuelta,
guardé la certeza de saber
que la memoria no sería nunca más virgen
aunque la lavara cada día.

Las raíces no mueren.


Laura C. Vásquez

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sábado, 24 de enero de 2009

Año 2004 -"La poesía tiene la palabra!"


PRESENTACIÓN DE LOS INTEGRANTES DEL TALLER LA MARMITA, INVITADOS A UNA LECTURA POÉTICA POR LOS INTEGRANTES DEL GRUPO "SUR"

María Eugenia Undurraga, responsable de la Agrupación Cultural Sur, da la bienvenida al público.

El poeta chileno, Gino Sartori, lee algunos poemas de su autoría.

Coco Kunik y el canta-autor, Marcelo Jordán nos ofrecen su música.

Ana presenta al grupo y comienza la lectura: Nora Briceño

Elva Teresa Lúcar Arias

Beatriz Villegas

Rosa Berdejo

Laura C. Vásquez

Ana García Bello

Joël Vanbroeckhoven

Rossana Cárcamo

Linet Carrillo

El poeta Gustavo Gómez, felicita a los integrantes de La Marmita y luego lee unos poemas suyos.

El narrador Benito Martínez lee unos textos de su autoría.

La poeta y narradora, Ana fernández (la profe), dice unas palabras cerrando el acto.