domingo, 22 de febrero de 2009

Premios

La Golemah

Osvaldo Ahumada-Espinosa

La última vez que fui a Londres estaba triste y quería inundar mi melancolía en el Támesis pero cambié de idea en el último minuto y aproveché el viaje para hablar con la bruja celta Morrigan. Después de dejar mi valija en casa de un amigo que habita en medio de South Bank, me fui caminando por Lambeth Road y apenas llegué al rio doblé a la izquierda hasta el puente Vauxhall, lugar de la cita.
Me encontraba hacía algunos minutos observando las aguas del río cuando vi a lo lejos que comenzaba a cruzar el puente una hermosa mujer delgada y colorina, le hice el saludo secreto celta y ella me respondió con presteza. Cuando llegó a mi lado le dije irónicamente en merciano, un inglés antiguo y que sabría que ella entendería
-Espero poder decir algo antes de que me mates.
-No te hagas el difícil Aodh- contestó Morrigan con una risa franca - y háblame en celta britónico, como hablaban tus antepasados. Además las brujas de mi familia hace siglos que ya no matamos hombres. Hoy día los ayudamos, como deseas que te ayude. Te he traído el manuscrito Frankestein que era de Mary Shelley y el manuscrito Golem del rabino Loew. ¿Estás seguro de que lo quieres hacer Aodh?
-Tu conoces mi vida mejor que yo Morrigan- le respondí, esta vez en brítonico pero con un dejo de amargura.
-Explícamela tú– me dijo directamente la bruja mirándome fijamente con sus ojos violetas y rozándome la mejilla con una de sus delgadas manos.
Tanta familiaridad me sobresaltó. Normalmente nuestro encuentro debía ser un intercambio normal de información entre dos iniciados algo marginales, pero en esos precisos instantes la bruja estaba invadiendo mi territorio, traspasando mi perímetro de seguridad. Me sentí incomodo.
-No te sientas incomodo Aodh- rió Morrigan -es un regalo. Sé que nunca antes una mujer te había tocado la cara. Quise ser la primera.
-Yo no te pedí nada- grité francamente molesto.
-¡Cómo que no! Pediste los escritos secretos Aodh y sé que vas a hacer una tontería. Ya no están los tiempos para fabricar seres especiales con pedazos de otras personas. ¿Porqué no te eliges una mujer normal, igual a mí?
-Cada vez que elijo, la mujer desaparece en medio de la muchedumbre caótica de una ciudad y no la veo nunca más. Nunca he podido escoger una mujer. Todas mis esposas y novias han sido ellas las que me han escogido. Y cada vez la relación se ha terminado en un desastre. Los Elohim nos dejaron el manuscrito Golem- continué -para que alguien se atreviera a hacer lo mismo que ellos. Al principio todos eramos Golems y David lo cantó muy bien en el salmo 139. ¿Lo has leido Morrigan?
Morrigan me miró triunfante y luego entonó con una hermosa voz y en hebreo:
Tus ojos me vieron cuando yo era un Golem
y en tu libro se encontraban inscritas todas mis partes
y todos los días que se necesitaban para formarme…

-¡Excelente Morrigan!- grité entusiasmado –Ahora pásame los manuscritos para formar yo mi Golemah.
-Antes de que te pase las fotocopias de los manuscritos, invítame a una Guiness en ese Pub y cuéntame todo tu proyecto- me cortó la mujer, atravesando el puente con rapidez e introduciéndose en la taberna irlandesa. Hice lo que hago siempre cada vez que una mujer toma la delantera. La seguí mansamente.
Luego que nos acomodamos en una mesa de roble y nos hubieron servido dos grandes vasos de cerveza negra, comencé a relatarle mi proyecto:
-Sabemos que el rabino Loew creó un Golem en Praga en 1580- inicié mi exposición -y que le dio vida basándose en las formulas mágicas del manuscrito del rey David. Sabemos que ese ser se paseaba por las calles de la ciudad, y que después fue desactivado por el rabino y conservado en el granero de la vieja sinagoga hasta 1883, año en que el granero fue limpiado y lo que quedaba del Golem fue enterrado en el cementerio de Praga. ¿Te has acaso preguntado alguna vez porque en el cementerio?
Mientras introducía el tema no dejaba de mirar los hermosos ojos violetas de la bruja, lo que me intranquilizaba un poco.
-Sigue Aodh– murmuró Morrigan sacándome de mi turbación -no me mires tanto y sométete a contar tu historia. Sino capaz termines por elegirme a mí. Hasta el momento no me has dicho nada nuevo.
Enrojecí, pero tuve fuerzas para decir.
-A ti no te elegiría jamás porque parece que eres tú la que me estás eligiendo, en este momento y por lo tanto nuestra historia terminaría mal, como todas las otras.
-No te preocupes por eso- rió la mujer -De todas formas todas las historias de amor terminan mal. Todas. Finaliza tu discurso y convénceme- acabó de decir la bruja.
-Sabemos también- continué -que el Doctor Victor Frankenstein encontró en los subterráneos de la universidad de Ingoldstadt, el manuscrito de Loew. Él entendió que debía unir diferentes partes de cadáveres para hacer un Golem, luego le dio la vibración vital gracias a las formulas mágicas del pergamino de David y no con la electricidad como cuenta después Mary Shelley en su novela.
-Si bien Mary Shelley recibió el manuscrito Loew y la carta donde Frankestein relata toda la historia- me contó la hermosa mujer –ella no sabía hebreo y no se preocupó de traducirlo. Solo se limitó escribir la historia basándose en la carta y como los fenómenos eléctricos comenzaban a ser estudiados en su época llegó a la conclusión que la electricidad podría dar la vibración vital, sobre todo después de leer Observaciones sobre la electricidad de Benjamin Franklin.
-¿Y cómo llegaron a tu familia esos manuscritos?- quise saber.
-Mi tatarabuela se los robó a la escritora ante de su muerte- me confesó -Nuestro clan no podía seguir permitiendo que el método de como construirse un Golem doméstico estuviera al alcance de cualquiera...
-Los cuales pasaron a ser propiedad de tu bisabuela- continué -y después fueron heredados por tu abuela quién se los prestó a Bernard Shaw, para que éste escribiera su Pigmaleon en 1914- terminé de decir antes de beberme lo que me quedaba de cerveza.
-Y cómo sabes eso tú- me interrogó extrañada la bruja, mientras le hacía señas al mozo para que trajese más cerveza.
Estuve leyendo el diario secreto de Shaw.- recuerdo que dije, mientras la bruja me miraba con simpatía. Tal vez con demasiada. -Ahí escribió que había descifrado un viejo manuscrito en latin donde se explicaba que la historia de Pigmalión y la estatua Galatea era real. El escultor chipriota le dio vida a la estatua que el mismo había esculpido en marfil, repitiendo una oración muy antigua, proveniente de civilizaciones desaparecidas antes de que el Golem Adán viera el mundo. Shaw cuenta también que una bruja irlandesa de Dublin, amiga de su juventud, le había contado que ella poseía el manuscrito con la oración mágica. El escritor no se atrevió a repetir el experimento pero toda la historia le dió tema para escribir su pieza de teatro Pigmalion. Pero él avanzó un enorme paso, pues llegó a la conclusión que toda transformación es mental, que la mente puede transformar la materia.
-¿Y se puede saber como te vas a manejar tú en esta locura?- preguntó con el ceño levemente fruncido la hermosa bruja –¿Vas a fabricar una mujer de barro y le vas a dar vida?
-¡No! Me saldría un monstruo como el que hizo Loew. No soy escultor como Pigamaleon. Más bien voy a buscar una mujer simple como la que se buscó el doctor Higgins de Shaw. Me voy a buscar una propia Liza Doolittle y empleando los siete principios herméticos la transformaré en la Galatea de la Literatura Universal. ¡Tu sabes bien mujer!- le dije, sin dejar de mirarla -Que todo es mente, que todo vibra, que todo es doble, que nada es casual y que toda acción provoca una reacción que en todo hay regeneración y una correspondencia. Con la mente transformaré una tonta en sabia.
-Mientras tanto, deja de mirarme- pidió la mujer sonriendo con desparpajo –estoy por creer que me deseas hipnotizar.
-¡No me provoques!
-¡No me mires!- me gritó –Es peligroso lo que vas hacer. ¿Y la personalidad de tu mujer simple, donde va a quedar?
-La personalidad es la careta que presentamos al mundo. Si le quito la personalidad a una mujer simple, me va quedar una mujer pura. A partir de ahí me construiré mi Golemah.
-¡Tonto!- suspiró Morrigan, tomándome la mano izquierda.
-¿Porqué me invades Morrigan?- grité exasperado.
-¡Porque me gustas brujo latino!- respondió la bruja irlandesa, sin soltarme la mano. Su respuesta me dejó lelo. La bruja estaba sobrepasando ampliamente los limites permitidos. Su respuesta era demasiado directa. Demasiado.
-¿Qué pretendes Morrigan, acaso no te das cuenta que soy más viejo que tú?
-Pero también sé que te estás muriendo al revés Aodh- respondió gravemente.
-¿También sabes eso Morrigan?
-¿Cuéntame como pasó Aodh?
-Le pedí a mis células que dejaran de envejecer. Y como todo vibra estas comenzaron a vibrar hacia atrás. Cada año que pasa rejuvenezco un año.
-¿Y cómo lo notaste?
-Al principio me asombró que el cabello comenzara a crecerme de nuevo. Luego fueron las arrugas, cada cierto tiempo desaparece una. Pero no te deseo una muerte así, pues es mil veces más terrible que una muerte normal. Porque yo sé la fecha exacta de la mía. Además no sé como haré para sobrevivir cuando vuelva a mi niñez, cuando vuelva a mis cinco años, luego a mis cuatro y no quiero ni pensar cuando tenga dos o uno.¡Cuando vuelva a ser feto y feto al aire libre!
-Para un poco tu historia– me cortó la bruja –Tu sabes bien que el fin está próximo, no nos quedan nada que nueve años...
-....yo sé eso– grité -Pero no todos vamos a morir, algunos quedaremos vivos, eso también lo sabes y sobreviremos los mejores...
-¿ ...y?- preguntó ella.
-... y me quedaré como padre fundador de la Nueva Era...
-¡Vaya, vaya! ¿Tan seguro estás?
-¡No!
-¡Entonces...!
-Entonces que no estoy seguro de nada. Nadie sabe como terminará. Déjame con mi Golemah y déjame tranquilo. Además según los mayas solo faltan seis años para que se termine el ciclo y no nueve como tú crees.
-¡Qué cuéntame!
-Según los petroglifos mayas de Honduras, que cualquiera puede ir a mirar o leer si así lo desea, este ciclo de vida, llamado Ciclo del Olvido, comenzó el año 3113 AC. Y debe durar lo que dura cada ciclo, 5124 años, pues bien este debe terminarse el 24 de diciembre del 2011 y como tu sabes, cuando el papa Gregorio XIII, encomendó al monje Dionisio el Exiguo, para que pusiera al día el calendario que nosotros conocemos como gregoriano, el Exiguo se equivocó en sus apreciaciones. Todo el mundo sabe que nuestro calendario actual es incorrecto, que Jesús no nació en el año “cero” de nuestra era sino que varios años antes. Si nosotros hacemos los calculos, resulta que el nacimiento de Cristo fue el 17 de Octubre del año 3 antes de nuestra era, por lo tanto hay que deducir que el 1° de Enero del año 2000 fue el 17 de octubre de 1997 y que el fin de nuestro período será más allá de abril del 2008, pues hay que sumar los días de los años bisiestos. Pide más cerveza Morrigan. Tanto discurso me ha dado sed. ¿Tienes preguntas?
-Pero, si sumamos los días bisiestos estamos llegando casi a la misma fecha de 2011. Más tengo una pregunta que me intriga ¿Por qué le decían el Exiguo al monje Dionisio? ¿Era pequeño de estatura, de mente o de otra cosa?
-¡Qué!- grité escandalizado -¡Morrigan, por favor! Con el destino no se juega.
La bruja no respondió. Bebió un gran trago de Guiness, luego agarrándome por el cuello de la camisa, aproximó su boca a la mía y me traspasó el amargo líquido a mi garganta. Eso es lo último que recuerdo.
Desperté en una cama extraña pero acogedora. A mi lado se encontraba Morrigan y me miraba con dulzura.
-¿Quién eres Morrigan?
-Soy tu Golemah, Aodh- contestó tiernamente.
-Pero yo no te hice Morrigan.
-Tienes razón- murmuró sonriendo -Me hicieron mis padres. Luego me perfeccioné yo solita. Pero estoy dispuesta a obedecerte en todo lo que tu desees siempre y cuando no me pidas tonterías y no te pongas ni mañoso ni maniático. Y capaz que hasta me convierta en la próxima Eva, si Dios así lo desea- terminó de decirme en la oreja la bella bruja y mirándome como si quisiera traspasarme con la llamarada violeta de su hermosa mirada. No contesté. ¿Qué podría decir? Me acurruqué contra su cuerpo y cerré los ojos. Afuera comenzó a llover.

Primer Premio Concurso Internacional de la ONG “Reecuentro”, Noviembre 2005, Chile
Publicado por la Editorial Virtual “YoEscriboCom”, Mayo 2007, España.





viernes, 20 de febrero de 2009

Otras facetas creativas de las "marmitas/os"

Los creadores suelen tener muchas facetas, Sylvia, además de escribir, ama explorar en la pintura. Aquí una pequeña muetra de sus trabajos.
SYLVIA FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, poeta y pintora.


Mirando al Sur (óleo y lápiz)



Retrato (pastel)


martes, 17 de febrero de 2009

Reconocimientos

Laura agradece al público que aplaude su intervención.




Laura Vásquez lee sus poemas.





El grupo de poetas que participó de la lectura, entre ellos: Silvia Vainberg, Edilma, GonzaloTejerina, a la izq. de Laura, Miguel Páez y a la der. Bart Vonck, Ana Fernández, Benito Martínez y Gustavo Gómez, delante Gino Sartori.




La poeta y pintora, Silvia Vainberg y Laura intercambian opiniones, el poeta Gino Sartori, escucha.



Recordarte

Te recuerdo,
desnudando las huellas de mi vida.
Te recuerdo,
restaurando la lucidez del día.
Me recuerdo,
volando bosques hacia tí,
nadando en el mar de tus ojos.
Y confieso,
el dolor arcano
que por las noches oprime la voz
cuando canto tu nombre.


Del otro lado de la razón
El aire,
despertó una mañana
en las raíces de la infancia,
fragmentó la garganta.
La angustia es un vómito al revés
insondable.
Voy
hacia ciudades en estado de fuego,
viajera el alma,
los pies desnudos de identidad.
Los caballos que me habitan
llegaron una tarde
sacudiendo el equilibrio,
la certeza.
Anónimos
vagan mis ojos destino a las estrellas.
La luna
tropieza con mis culpas,
cae dormida
en el abismo del pasado.
A veces la encuentro
suspendida al cordón umbilical
que aleja mis fantasmas
y me aferra a la vida.
Otras noches
el cielo se abre de grises
y considero la muerte.






Algunos participantes del taller fueron invitados a participar en diferentes actividades culturales en el transcurso de estos trece años, hoy abrimos esta sección en donde recordaremos esos momentos memorables.


setiembre del 2002, Laura Vásquez lee sus poemas en "Los martes de la Poesía"





lunes, 16 de febrero de 2009

Taller del domingo 15 de febrero

En Bruselas

En Madrid


Pepe, Norma y Cristina. Con presencia virtual Mariana y Naima.




San Valentín nos jugó una mala pasada: muchos ausentes! Ay! Esos enamorados!


El taller, pese a las ausencias, salió muy lindo!

El tema: el cuento.

La video-conferencia se perfeccionó y el debate sobre la visión del amor, la belleza y la fealdad en los cuentos de Rosa Montero, resultó animado y muy interesante!







domingo, 8 de febrero de 2009

La marmita en la era Internet

A la izquierda, Naima Peralta, a su der. Mariana Potenza.

El domingo 18 de enero el grupo realizó el primer debate por video-conferencia. Fue un éxito! Como consecuencia de esta experiencia se han incorporado al grupo dos nuevas "marmitas" que viven en Madrid!


Otro texto del homenaje a Cortázar

Detrás de una camisa

Osvaldo Ahumada-Espinosa

Me despertó un olor a café recién hecho y una puerta que se cerraba de golpe, luego oí una llave que daba dos vueltas. Me levanté tratando de reconocer donde estaba. Me encontraba en casa. Estaba seguro que había dormido sólo. ¿Quién había salido entonces? Me vestí con premura y fui a la sala, el desorden que dejé se encontraba ahí, varios tomos de la Británica estaban repartidos por el suelo y mis discos compactos de jazz tradicional yacían apilados en la mesita enana, al lado de las botellas vacías de grapa. Pero todo orientado dentro de mi orden cerrado que tanta seguridad me da. No es un orden femenino y minucioso, sino un orden lógico y masculino. Los libros no están ordenados por colores o idiomas sino que por autores femeninos y masculinos.
Me sentía hambriento y cansado. Ayer, al darme cuenta que las alacenas de la cocina se hallaban vacías, había decidido ducharme rápidamente e ir a dar una vuelta por el supermercado para comprar algunas latas de comida y ver a Palmira, la cajera colombiana que me pone tan nervioso, cada vez que me aprieta la mano cuando me da el ticket de la compra.
Abrí el grifo y mientras el agua se calentaba, fui a la sala y puse un disco de Louis Armstrong, el gran Satchmo, el gran trompetista afro-americano con boca de cartera. El alegre sonido de “Tin Roof Blues” llenó todo el departamento mientras me jabonaba. De repente recordé que hacía algunos años había leído el artículo “A la búsqueda de la eterna juventud”, en un número de la revista París Match. El artículo decía que en los años ‘60 había existido entre los famosos de este mundo la moda de ir a inyectarse a Suiza un jugo de testículos machacados de macho cabrío recién nacido y que Satchmo, junto con el Papa Pio XII habían sido los pioneros en recibir el tratamiento en sus endurecidas venas, y que no contento con eso, el negro se practicaba con mano de cirujano militar unos lavados intestinales cada mañana, muy temprano, y que lo dejaban tirado un par de horas, alguien le había dicho que impidiendo que la comida se le pudriera en las vísceras, la vida se le alargaría el doble. “Mi propósito es tocar la trompeta hasta los 120 años y luego jubilarme” había dicho Armstrong. Mientras mi cabeza se llenaba de dudas y de los acordes de “Cheese Cake”, me sequé con rapidez, casi sin sacarme el jabón ecológico anti arrugas, a base de melocotones ácidos, que tanto me recomendó Palmira.
El resto de la mañana se me pasó buscando el maldito París Match, vestido a medias y con hambre. A eso de las tres de la tarde lo encontré entre dos camisetas que ya no uso y que un día de estos voy a tirar, pero no sé cuando porque en las noches de mucho frío me las pongo igual. Como tenía mucha hambre y nada que comer abrí una de las botellas de grapa que compré el otro día contrariando a Palmira que me dijo muy enojada:
- ¡Si se pone a beber sólo don Benny, se va convertir en alcohólico!
- Entonces vaya a visitarme Palmirita y la beberemos juntos.
La cajera me miró con tristeza y no dijo nada. No sé si hablaba en serio, pero la juventud de la morocha me daba miedo y no me atrevía a decirle que aceptaba, pero hay veces que pienso que solo son juegos de palabras. Además si se instala en casa, me va cambiar todo de lugar, instaurando un orden colombiano y mujeril, que no entenderé jamás y perderé libros y calcetines en la aventura.
Me serví un gran vaso de grapa para olvidarme de Palmira, al menos por un rato y comencé la lectura sobre Louis Armstrong y su muerte, a pesar del jugo de testículos y de las manipulaciones intestinales, pero esta vez escuchando “Tiger Rag”. En realidad todos los que se habían inyectado el jugo aquel, estaban enterrados hacia años, y los médicos suizos que se habían enriquecidos con las inyecciones estaban enterrados también..
Como no quedé conforme con la lectura, busqué en la Británica la historia del músico, pero no había nada de las manipulaciones médicas. Después cogí el tomo ocho y me entretuve releyendo la vida del viejo Henry Miller, a quién visité en Nueva York algunos años antes de su muerte. El escritor me mostró con orgullo las cartas de su correspondencia con Anaïs Nin. Después de leer algunas, y aprovechando que Miller miraba por la ventana a unos negros que jugaban baloncesto en la plaza enrejada de la esquina, le sustraje la carta donde Anaïs hablaba de sus amores incestuosos con su padre y que es la carta que tengo enmarcada en la salita al lado de la magnífica foto de Marilyn Miller, esa desconocida actriz de comedia musical del Broadway de los años 20 y que se veía tan hermosa en Sunny and Sally.
El final del día se me pasó tomando grapa con hielo, releyendo el artículo sobre la vida del trompetista, la muerte del escritor y la carta de la descarada Anaïs, claro que para matizar la lectura efectuaba algunas comprobaciones en la Británica. Estaba oscuro ya cuando me fui a dormir titubeando para no caer.
El visitante que me había dejado encerrado y que se había bebido mi café, parece que también se había llevado mi camisa verde botella, la más hermosa que tengo, me ha dicho Palmira. A pesar de que todavía estaba muy mareado por tanta lectura, debía irme de compras pues no tenía ni comida ni grapa. Saqué la copia de la llave que guardo detrás de la carta enmarcada y abrí la puerta.
El vecino se extraño al verme salir de casa.
-¡Oh me estoy volviendo loco o qué! Me parece que usted salió hace cinco minutos y no lo he visto entrar. ¿Como lo hizo?
-Debe de estarlo, pues acabo de levantarme y recién salgo -le respondí con una voz aguardentosa que lo hizo retroceder.
Dejé al vecino ensimismado en su perturbación y me dirigí rápidamente al supermercado. Llevaba casi tres días sin comer. Mirando a través de la vitrina del almacén, lo primero que llamó fuertemente mi atención fue el reflejo de mi propio cuerpo y de mi camisa verde botella, luego mirando hacia adentro pude observar a un tipo que usaba una camisa igual a la mía, conversando con la colombiana. Hasta se me parecía un poco. Mirando con más atención lo encontré casi idéntico a mí. Di la vuelta a la esquina casi corriendo, deseaba enfrentar al tipo que ya iba saliendo con sus bolsas de comida; jadeando con desesperación, llegué a la caja de Palmira, ella se asustó al verme y casi gritando exclamó:
-¡Pero, acaso usted no acaba de salir don Benny!
- No Palmira, no era yo, es otro, es otro -dije con voz entrecortada mientras caminaba velozmente, porque ya no podía correr. De nuevo en la calle observé las espaldas color verde botella que se alejaban, el tipo iba caminando con apuro. Tan apurado iba que no respetó la luz roja y no vio el enorme camión que lo lanzó contra el muro del café del irlandés O’Casey al del otro lado de la calle. Cuando llegué a su lado, observé su cadáver quebrado, mi camisa verde botella manchada de rojo y su cara, donde se encontraba la mía. Respiré hondo y me di vuelta en dirección al supermercado. Ya no tenía hambre, solo sed. El cuerpo me pedía un vaso de grapa con urgencia.
Compraré algunas latas de ravioles y algunas botellas de licor. De regreso a casa caminaré por otras calles. Con sumo cuidado esperaré la luz verde antes de cruzar y me alejaré de los camiones. Si tengo suerte, puede que alcance a volver a mi orden cerrado pero seguro de escritor algo ladrón. Tengo que colocar la Británica en el armario y los discos de Louis Satchmo en su lugar, detrás de las revistas de cuentos góticos. Debo dejar todo en su lugar antes que mis hijos vengan a repartirse mis cosas.
Bruselas, Abril del 2004



Publicado en:
a) Antología “Homenaje a Julio Cortazar, Cronopio Mayor”.Mayo 2004
b) Revista virtual “Isla Negra” N° 2/48, septiembre 2005
c) Revista Virtual “Destiempos” N°12, México, enero 2008

viernes, 6 de febrero de 2009

Humor

Escuchen, el coro!: Infiltrado entre los Comediam Harmonists, detrás de unas lentes, se esconde un "marmito". Quién será? Adivinan?

Taller de enero 2009

Milagros acaba de presentar la novela de Rosa Montero: "Te trataré como a una reina". La novedad del día es que hicimos video conferencia con Madrid: Mariana y Naima se han unido al grupo!


Milagros y Cecilia intercambian ideas. La experiencia ha resultado muy buena!



A la hora del almuerzo, Coco nos hace una foto: de izq. a der: Cristina, Verónica, Milagros, (atrás) Ana y Cecilia.




Una foto con las valientes "marmitas" de Amberes, antes de su regreso al pago. A las "marmitas" y "marmitos" engripados, les deseamos una rápida mejoría!




Taller noviembre 2008

Ana nos hace escuchar el bolero:"Arráncame la vida"

Marcela trata de poner en ruta la película, basada en la novela de Mastretta, que ha traído Graciela.



Miramos la película con mucho interés.




Como el grupo hoy es reducido, Cecilia, Milagros, Marcela, Graciela y yo, decidimos comentar la película en torno a una mesa bien servida.



Después de la presentación de Cecilia de "La mujer araña" de Manuel Puig, comentamos la técnica del diálogo del autor.



Rosetta está de acuerdo: la técnica de Puig es cinematográfica.


Taller octubre 2008

Graciela y Cristina, sucesivamente, nos han presentado la novela de Ángeles Mastretta: "Arráncame la vida", Hector y Verónica van tomando nota para el posterior debate.





Milagros reflexiona, Cecilia y Yolanda intercambian opiniones, Marcela escucha y Lisette se prepara para el debate con un cafecito.




Milagros festeja un comentario!



Después del debate, todos tienen algo que escribir!




Reanudamos los encuentros del taller!

martes, 3 de febrero de 2009

Fin de curso 2007

Graciela, Ana, Sylvia, Patricia, (de pie) Marcela, Beatriz tomó la foto.

Graciela, Beatriz y Sylvia.


Algunos faltaron a la despedida, enfermos y otros motivos, pero nos visitaron Sylvia Fernández y Beatriz Villegas y nos divertimos mucho! La profe viaja a Argentina para presentar su novela en la Feria del Libro! Hasta pronto, Ana!

Taller 2006

Hágase la luz! Y...la luz se hizo!

Qué les parece si escuchamos el texto de Graciela?

Qué pasa Lisette? Necesitas ayuda?

Mario busca documentación para su trabajo.

Coco calienta la comida! Gracias, Coco!

Es la hora del almuerzo, saboreamos un postre peruano! Qué rico!

Xenay nos propone leer unos pasajes de su novela, Lorenzo espera atentamente.

Xenay se ríe, pero nosotros estamos impresionados con esa historia de la sopa...!

Mario sentadito como un buen alumno!

Claro...si es el preferido, dicen las chicas celosas...!

Con cariño, un besito a la profe. Exclamaciones!

Llegaron más fotos de la fiesta de fin de curso 2005

Elva, que nos ha recibido en su casa, sonríe feliz!

Los niños de Elva están contentos con la fiesta y se portan muy bien!

La niña y Leíto enseguida se entienden, los mayores estamos tranquilos!

Los Silva-Parga vinieron en familia.

Qué se cuenta de Chile Kay?

Mientras se espera el asado, se conversa...

Gracias, mi amor, has trabajado muy bien!

Parece que Petry trae el asado!

Llega el asado!

Mario tiene razón...las damas primero!

Les aseguro que está bueno!- dice Lisette, Myriam está de acuerdo.

Preparando los últimos detalles...y las ensaladas!

Mario busca dónde sentarse!

Janina y Graciela ya se instalaron!

Podemos empezar? Qué hambre tengo!

Esta carne argentina parece deliciosa! -dice Martha.

Antes de comer, una foto!

Comí mucho...!, parece reflexionar, Juan.

Qué rico... ! Verdad, Jon?

Qué pasa Osvaldo? Te cayó mal el asado o nos querés asustar!

Qué cante Sylvia...!

Sylvia comienza la animación musical. Qué alegría!

Que cante Patricia!

Patricia no se hace rogar. Qué suerte, qué bien canta!

Beatriz toca la guitarra y Verónica termina su danza en el suelo, ja ja ja!

Ahora, queremos escuchar a Coco!

Coco toca el clarinete, algunos sueñan...

Janina y Verónica bailan una zamba

Que siga el baile!