viernes, 30 de enero de 2009
miércoles, 28 de enero de 2009
Más textos de nuestro archivo
Mar de la tranquilidad
Cráter de tempestad
Claro con eclipse
Elipsis de sonata
Musa muerta
Elegía de romántico
Poeta melancólico
Ya no me equivoco
Tus palabras no las citaré
Al pie de la luna
Tema ya sin fortuna
Ni de Jupiter
Las lunas buscaré
Todo lo olvidaré:
Llanuras
Nocturnas
Oscuras
Sin lagunas
y sin dunas
No tendré puna
Por las alturas
En tus montes
Ni quemaduras
De sol, ninguna
En tus valles
Mujeres y Hombres,
¡Despierten!
Astronautas aspirantes,
¡Adviertan!
Viejos soñadores,
¡No sueñen!
Basta de sentimientos
Por extraterrestres
Basta de refrendos
Por un mero espejo
No iremos más
A la luna
No miremos más
Al espejo astral
De un sol real
Románticos de toda la tierra,
Uníos y quedad os
Con nosotros
En esta tierra.
El mar, el siempre mar ya estaba y era
El mar, el siempre mar ya estaba y era,
inalcanzables a mis manos
que ya no se tendían hacia ellas,
pardas sus risas, secas sus muecas,
me cercaban en la playa las gaviotas.
Mi pie huía de las medusas,
asqueado por su domo de clara,
dolido por sus harponcillos.
Yacías en la playa apenas soleada,
parecías añorar el placer
de una melancolía perdida.
El carnaval del ostendés todavía
centelleaba en mi retina cansada,
ningún disfraz me satisfacía.
No me azotes con reproches,
no te reprocho casi nada,
la vida une y separa y ojalá una,
una vez y otra y siempre y todas
las veces, o casi, y cuando pueda.
No corras al carnaval de tristezas,
ya no quiero ser payaso en mi vida,
te quiero, tú ya siempre estarás y serás.
Cuauhtémoc
18/1/00 – Poema a un monumento (contexto: P. Neruda, 'Alturas del Macchu Picchu')
Bronce con pátina de humo oscuro,
Cara final, brazos del astrolabio,
Espada que aún no alcanza su fin,
Avenidas arañadas en el sol,
Cruz enfermiza, delito con creces,
Fuego con sangre, hambreado de oro,
Estatua de pie, venganza inconclusa,
Te miro el perfil y la frente, Cuauhtémoc.
Edelroestig brons, duister roet,
Gezicht voor de eeuwigheid, armen van het astrolabium,
Zwaard dat zijn doel nog niet heeft bereikt,
Spinnenweb van brede lanen onder de zon,
Verziekt kruis, verzwaard misdrijf,
Vuur en bloed, hunkerend naar goud,
Rechtstaand beeld, onvoltooide wraakneming,
Ik blijf naar je profiel en je voorhoofd kijken, Cuauhtémoc.
TE MIRE LA FRENTE
Te miré la frente
De perfil los ojos de reojo
La nariz las comisuras
Las lamé
Por gusto
Me mojé
Por tonto
Te mojaste
Por mí
Te reíste
De mí
Te carcajaste
Castemente
Acerca de mí
Me introvertí
Por tí
Me salvaste
De mí
Con una sonrisa
Te me acercaste
Al fín
Juré
Me hiciste no jurar
Sobre mí mismo
Lloré
Me hiciste no llorar
Casta no fuiste más
Me penetraste la boca
Te penetré la ...
Así acabamos
Esa partida de amor
Así dejamos
De mirarnos de frente
De perfil de reojo
Nos besamos
Los ojos cerrados
Y nos juramos, por cierto,
Lo que se nos antojara.
MAR DE LA TRANQUILIDAD
Mar de la tranquilidad
Cráter de tempestad
Claro con eclipse
Elipsis de sonata
Musa muerta
Elegía de romántico
Poeta melancólico
Ya no me equivoco
Tus palabras no las citaré
Al pie de la luna
Tema ya sin fortuna
Ni de Jupiter
Las lunas buscaré
Todo lo olvidaré:
Llanuras
Nocturnas
Oscuras
Sin lagunas
y sin dunas
No tendré puna
Por las alturas
En tus montes
Ni quemaduras
De sol, ninguna
En tus valles
Mujeres y Hombres,
¡Despierten!
Astronautas aspirantes,
¡Adviertan!
Viejos soñadores,
¡No sueñen!
Basta de sentimientos
Por extraterrestres
Basta de refrendos
Por un mero espejo
No iremos más
A la luna
No miremos más
Al espejo astral
De un sol real
Románticos de toda la tierra,
Uníos y quedaos
Con nosotros
En esta tierra.
Poemas de: Joel Vanbroeckhoven
Homenaje a Cortázar
"MANUAL DE INSTRUCCIONES DE ARTEMISA
PARA RECORDAR A CORTÁZAR"
Olvídese de todo y deje que el juego y la magia de la fantástica ciudad de Bruselas recorra sus venas, no por nada nacieron en ella: Magritte, Horta, de Coster y Cortázar.
Si aún no ha leído Rayuela, Las Armas Secretas, Todos los fuegos el fuego y Bestiario, parte de sus mejores cuentos, con los que se adjudicó la corona latinoamericana de narrativa que disputaba con Borges y algún otro peso pesado... entonces, después de esta noche no puede vivir sin leerlos.
Usted se encuentra en el número 18 de la calle de la primavera, ¿puede ser eso más cortaziano?; deberá jugar con la seriedad de un niño en la rayuela dibujada a la entrada del laberinto.
Una vez dentro, tome el hilo de Ariadna y déjese llevar por los sentidos. Claro, debe sacarse el abrigo y la coraza, debe en definitiva desnudarse para poder disfrutar a viva piel, sin pudor la magia que Artemisa -transformada en Cronopio de fines de mayo- ha re-creado para usted.
La música de Armstrong y Parker lo envolverá y los carteles con nombres de calles y puentes que llevaban al piso de la Maga aparecerán por doquier. Puede girar a la izquierda y encontrará el Bar Rocamadour, ahí dos Cronopios -de esos que siempre hacen el bien de manera anónima- estarán dispuestos a sonreír y brindar un café o un buen vino.
Antes de cruzar el puente que lo llevará al cuarto de la Maga, deberá apagar el cigarrillo, pero puede acompañarse de la copa de vino o del café expreso. Cuando escuche la voz de Julio Cortázar, ya no podrá volver a salir, porque la reunión del club habrá comenzado.
La escritora argentina, Ana Fernández, le contará todo aquello que hasta hoy usted ignoraba de Cortázar y de su obra; pero no es todo, luego podrá escuchar cómo el espíritu de Cortázar se ha metido en los escritores de La Marmita y ha hablado a través de sus plumas...
Pronto una pausa con la trompeta de Armstrong, para el consabido pelambre, cotilleo, flirteo, o simple cambio de luces, cambio de almas, cambio de ideas y de sueños. El bar estará abierto y los Cronopios dispuestos, el jardín en plena erupción de la primavera.
Escuchará el sonido de las trompetas, que marcará la hora de regresar por el puente a la habitación de la Maga, para enterarse de lo que faltaba, más textos cortazianos y él ahí, omnipresente en las voces de sus amigos: los escritores, los soñadores, los Cronopios de todos los tiempos.
Las imágenes se incorporarán para colorear las palabras y nos harán entrar en el espacio interlineal al que sólo los soñadores pueden acceder. Mateando, instalados en los sofás, en los cojines, siendo parte del club, introduciéndonos en los laberintos de un mundo fantástico del que –seguro- no querrá salir. Las sorpresas se sucederán, los libros cobrarán vida propia y el cadeaux de despedida lo dejará con la sensación de haberse metido en el alma de otro que no era usted, pero que puede volver a encontrar en la próxima actividad que Artemisa diseñará para volver a soñar.
Ardilla*
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*Patricia Parga-Vega ; Journaliste/Periodista. Bruxelles - Belgique.
martes, 27 de enero de 2009
Algunos textos de nuestro archivo
M. Cristina Safranchik -1999
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M. Cristina Safranchk - 1999
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M. Cristina Safranchik- 1999
El Taller "La Marmita" cumple 10 años!
Feliz cumpleaños "La Marmita"!
lunes, 26 de enero de 2009
LA MARMITA INVITADA POR LOS POETAS DE "LA CASA DE LA HIGUERA", 2003
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMchRWy2J_mc5ybiHTWS6EHfeXbnKqzm3PkvMqGf5gFI74LonpJcXLkZvA6ZEXz7uBl_-As090I5cuTXq3j2mDnIqka3IzRapJEoyKRX9d1VLLhZSr3oMyAlIANJYndkUxNWbn5SvdjDzp/s320/img006.jpg)
El poeta Marcel Henard abre con su poesía la noche literaria.
Ana Fernández presenta al grupo de La marmita.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-D32Lq516oM2-Zh7fnkFHqveFleVyDntu_8rqltDxcVfBQuikcoXe8Oh6fNsu4J6lbRJoCEwPlRNy1ruOrGs0Sn9RZyxw7YVzH0geQwMPMRCpjnMLjJ6_vfbVpuhFgLkGino9X2aFFArp/s320/img004.jpg)
Rossana Cárcamo agradece en nombre de La Marmita la invitación y lee un cuento suyo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDv87-4vxKEHntD2BDf-Dm6OCXAhXCPiJM6hoYfv54HPcdKWM9hyphenhyphen1vJ8A0dpk7Fmy1dB5wp1YaO7brXNK61eLvaTUpD-WIXqKR_yRY8tKIqjB7uyQdZ4il9Ugnr7oV5bVCR09SORdYG7eq/s320/img003.jpg)
José Alegre Seoane lee algunos de sus poemas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR76rcz5R1HoQ3fKQibo1-twbSiQId4tK28Jv7kuAJi2jvhWci8zivE4nCX3K4L8eEF1wfVKE5sb9TJIyq0e-SHI-sLt5g3nni4iI-VxjFH5Axn-MIF4ylB0ZcQ4dL2oMoxPyq45L-lsdJ/s320/img005.jpg)
Ana García Bello lee uno de sus cuentos.
"La poesía tiene la palabra"
verte así
así a mi lado.
En azul,
tímido, confidente
en sombra de luz
tus labios cansados.
lo sabes todo:
mis pequeñas proezas,
mis caídas,
mis niñez ingenua.
Porque es tan bello
estar así,
aquí, a tu lado.
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Cuando tenía seis años mis padres me llevaron al mar. Tenía un color verde, las suaves olas besaban la playa. Me divertía montada en una piedra jugando con los pies dentro del agua tibia, ensayaba de aguantar las cosquillas que me producían los pecesitos multicolores que se pegaban a mis extremidades.
En ese mismo instante, desde el balcón del hotel diviso las dos piedras distantes y vacías.
Beatriz Villegas
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NO PODÍA VER EL BOSQUE
Llevaba una vida tranquila, ordenada, casi insulsa podría decirse. Salía de casa siempre a la misma hora, cerraba la puerta con fuerza y le daba indefectiblemente tres vueltas a la llave de la cerradura de arriba y dos a la de abajo. Saludaba cordialmente a la portera y se encaminaba con paso lento pero decidido a su trabajo de gris oficinista de nueve a cinco. Volvía a casa a las diez y tres minutos, de cada noche, con aspecto cansado y arrastrando los pies. Me daba pena y muchas veces le pasaba algo de cena. Él la aceptaba amablemente, aunque tengo la impresión de que nunca la probó. A medida que pasaban las semanas, su figura se fue afinando, perdió peso y ganó acritud. Las orejas le llegaban a la barbilla y caminaba con mucha dificultad. Aparecía cada noche con un pesado saco que parecía contener tierra. Dejó de saludarnos y sólo acudía dos días por semana al trabajo. El resto del tiempo lo pasaba encerrado en su apartamento sin otra compañía que la de su jilguero.
Ana García Bello
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ESTRÉS
Peor que estrés, es cuatro
O seis ricos, o sois tontos,
Alarido; No lluevan sobre mojado!
Entre dos torres gemelas.
Mientras pasan las modas delante de mi casa,
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LENGUA
me fui de viaje
viaje por el mundo;
volví a casa
palabra por palabra;
fui emigrante
a cualquier parte del mundo;
pedí asilo;
me dieron
en la lengua
una autorización de residencia.
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Elva Teresa Lúcar Arias
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En la amahaca mi cuerpo se removía de izquierda a derecha buscando una posición confortable para dormir, pero sin encontrarla. Súbitamente tuve necesidad de orinar, me levanté y mientras me descargaba traté de dibujar un círculo mágico a mi alrededor. El temor había comenzado a consumirme los huesos, pero el olor sulfuroso de mis orines ahuyentó los malos pensamientos. Cerré mi bragueta y emprendí el camino de regreso.
Marchaba protegido por los aromas de mi cuerpo, cuando de pronto, una luz en forma de flecha atravesó el firmamento. Las estrellas dejaron de parpadear, la Virgen del Paraíso se cubrió de un negruzco tul y entre la penumbra vi al señor Marín abrazado a una imagen de piedra. Sus manos se hallaban fundidas en el monolito, no supe si por voluntad propia o por decreto divino. El cielo se puso a llorar, entonces, sobre su cabeza cayeron dagas, púas y renacuajos. La tierra se abrió y gigantescas hormigas empezaron a subirle por las piernas, más al llegar a las caderas se detuvieron. La estatua se partió en dos, lo devoró y en ese momento descubrí que llevaba horas deambulando como un zombi por la espesa vegetación de la selva, sin encontrar el camino de regreso.
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EL TIEMPO (diálogo sobre el tiempo)
-Sabes que ya no me acuerdo! Cruzamos la frontera, nos mezclamos entre árboles y subimos hasta la cima. Salimos de la tinieblas a la claridad, fue como entrar en otro mundo. Has tenido, alguna vez la sensación de estar en otro lugar en el tiempo?
Linet Carrillo y Elva T. Lúcar Arias
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EL AROMO
vine a palparte,
a amarrar el sol al atardecer de mi vida,
ver el barrio, la casa, verte.
el tiempo había bebido historias ajenas,
otros pájaros hacían cabriolas entre tus brazos.
y mesuré la visión de mis sueños juveniles.
Nada estaba en su lugar,
el sol había caminado tus hojas durante innombrables otoños,
la casa había quitado su atavío de fiesta,
el alma se había despintado de las paredes.
te dejé una sonrisa y años de preguntas sin respuesta.
guardé la certeza de saber
que la memoria no sería nunca más virgen
aunque la lavara cada día.
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